sábado

LIDERAZGO EN LA FAMILIA

Hno. Steve Twiinem

Cuando hablamos sobre liderazgo no hablamos sobre títulos, posiciones o la política, sino sobre como funciona una familia con sus Ancianos, llevando los menores con amor y cuidado y los menores aprendiendo y siendo guiados. Esto debe ocurrir en todos los niveles de la Iglesia y desarrollaremos nuestro liderazgo de una manera natural, con el mismo sentimiento.

Pero debemos hacerlo de una manera natural, familiar, en una relación de amor; alentado el crecimiento a través nuestro ejemplo y corrección, si es necesario. Esto es un reto directo para todos pues el liderazgo que tenemos y la manera como nos guiamos es resultado directo de cómo funcionamos como líderes en la misma familia.

Pedro fue un anciano en la nueva iglesia, fue el primer discípulo y como siempre en el reino de Dios los retos pesan más para aquellos que tienen más responsabilidad. Fue un apóstol, pero su propósito no era decir: “Soy más grande que tú, entonces debes escucharme”, sino "¡El mensaje que traigo es de Cristo y lo he escuchado con mis propios oídos, ahora te lo paso!".

Pedro ha visto la Gloria de Dios en la vida de Cristo, una vida de obediencia, ha visto esta gloria en su propia vida cuando él fue obediente al mensaje y esto fue una exhortación para su liderazgo.

¿Pedro es alguien a quien necesitamos escuchar?
Él fue un anciano con mucha responsabilidad y el conocimiento de las palabras de Cristo. Él conoció el resultado positivo de la obediencia, la Gloria. Y necesitamos escucharlo. Él nos dice “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros.” En Juan 21:15-1, leemos que después que él negó a Jesús tres veces recibió la oportunidad para servir otra vez con estas palabras. Y cuando él fue un líder de nuevo llevó esta responsabilidad pesada por el resto de su vida y conoció el dolor y la gloria de vivir de esta manera.

La primera meta del pastor es nutrir y proteger a las ovejas; guiarlas a la mejor comida y avisar del peligro, no para ser el jefe, sino para servir al Dueño de las ovejas, y para ser un sirviente del Dueño, debe ser un sirviente de las ovejas, ayudarlas en el proceso de crecimiento y reproducción.

La mejor ilustración de esta relación está en Salmo 23 y lo podemos ver en el ministerio del Señor en nuestras vidas también. Cada uno de nosotros tiene ésta responsabilidad de ayudar y guiar a las demás ovejas. Nutrir y guiar a los menores que tú en la Fe (en el rebaño), debe ser tu meta. No para mostrar tu madurez, ni luchar para tener autoridad, sino trabajar por el bien de los otros creyentes, para que ellos puedan servir al Maestro más eficazmente.

Esa es la responsabilidad como lideres, pero también está nuestra responsabilidad como seguidores. Cada uno de nosotros somos líderes y todos somos seguidores también. Tenemos las dos responsabilidades. Como seguidores reclamamos a nuestros líderes en el trabajo y la política, pero la mejor manera de efectuar un cambio es cumplir con nuestra responsabilidad.

Necesitamos dejar de pensar que el liderazgo en la Iglesia es una posición política y comenzar a entender que es una responsabilidad familiar, donde como padres enfrentamos con humildad las necesidades de los menores en la Fe.

Jesús, el sirviente de sirvientes, nos mostró esta responsabilidad y es la que nos ha llamado a ejercer, aún cuando es difícil, injusta y ningún otro lo hace. Cuando hagamos esto, es que la semejanza de Cristo brillará más claramente en nuestras vidas.