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LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE

Hno. Pablo Cenepo

La justificación por la fe es la acción de Dios que declara justo al hombre cuando pone su fe en Jesucristo. El hombre caído nunca fue justo por naturaleza, tampoco puede practicar la justicia de Dios por sí mismo.

Cuando el hombre pecador viene a Cristo consciente de sus pecados, se arrepiente, le pide perdón a Dios, cree en él y lo acepta en su corazón como su salvador personal, Dios le perdona, pero además lo justifica por haber creído en su Hijo y lo declara sin culpa ante la justicia divina.

Si yo creo y acepto lo que Cristo hizo por mí en la cruz del calvario entonces soy justificado ante Dios y este acto trae como primer resultado paz con Dios.

Esa paz la obtenemos por medio de nuestro señor Jesucristo. I Timoteo 2:5 nos dice "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre". Ser mediador es ser intermediario, nexo entre dos partes que son opuestas y en este caso Cristo es como mediador entre Dios y la humanidad culpable.

Su sangre derramada ha derribado la pared de enemistad entre judíos y gentiles pero también entre la humanidad pecadora y Dios. En Efesios 2:14 leemos "Porque Él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación".

Fuera de Cristo no hay mediador, ni esperanza, ni vida eterna. Por eso Lucas en Hechos 4:12 dice " Y en ningún otro hay salvación, porque no hay nombre bajo el cielo dado a los hombres, el cual podamos ser salvos".

De manera que el texto bíblico excluye a cualquier otro mediador. No puede haber otro en el mundo: ni ángeles, ni santos, ni sacerdotes, ni parientes del señor Jesús; nadie por que la Biblia es clara, dice que solo hay un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo.

Jesucristo nos da paz.La paz con Dios significa dejar de ser enemigo de Dios por nuestros pecados y rebelión. La guerra y las hostilidades han terminado desde el momento que el hombre ha sido perdonado y justificado por medio de la fe en Cristo Jesús. En lugar de enemigos pasamos a ser amigos por el milagro de la gracia de Dios que ha obrado y sigue obrando en la vida de muchas personas.

Estando en paz con Dios entramos a una posición de favor con él. Es decir, somos aceptos en el Amado, por eso estamos tan cerca de Dios y somos tan queridos como si fuésemos su propio hijo, Jesucristo.

Estar en paz con Dios nos permite gloriarnos en la esperanza de la gloria de Dios; mirar con gozo cuando estaremos contemplando cara a cara la inmensidad de la gloria y resplandor de nuestro Dios, tal como podemos ver en Colosenses 3: 4 "Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en la gloria".